Patta: la marca streetwear de culto que debes conocer
Orígenes de Patta
Patta fue fundada por Edson Sabajo y Guillaume ‘Gee’ Schmidt. Ambos jugaron un papel decisivo en la comunidad holandesa de hip-hop y vida nocturna en los años 90 y principios de los 2000: Edson como DJ y Gee como MC y presentador de eventos. La pareja con mentalidad musical también compartía la obsesión de buscar zapatillas y discos a nivel internacional.
Patta, una marca de culto
Antes de que se dieran cuenta, la demanda comenzó a crecer y nació una marca favorita de culto. Hoy en día, Patta es una de las pocas marcas de ropa urbana de propiedad negra venerada internacionalmente y consta de una línea de ropa, Patta Soundsystem, Patta Running Team y, más recientemente, la Fundación Patta que se centra en la educación cultural de los jóvenes. La marca lleva el nombre de un término del argot que significa “zapato”, un guiño a la herencia surinamesa de los fundadores. Patta, una familia creativa hasta la médula, fomenta colaboraciones inspiradoras, cruces culturales y formas no convencionales.
Origen de la palabra Patta
Los dos chicos de la foto son Edson Sabajo y Guillaume ‘Gee’ Schmidt, los dueños de la empresa. Se conocieron en los años noventa gracias a su mutuo amor por la música y, en particular, por el hip-hop. Siendo ambos de ascendencia surinamesa, Patta es la palabra para zapato en el idioma surinamés, Sranan Tongo (dato curioso: en Surinam, la palabra ‘Pata’ en realidad se escribe con una ‘T’, aunque para asegurar la pronunciación adecuada, optaron por la doble ‘T’). Debido a la gran población de surinameses en los Países Bajos, la expresión se mezcló con el vocabulario de los jóvenes y se convirtió en parte de su jerga.
Patta es la palabra para zapato en el idioma surinamés,
En 2004 abrieron las puertas de la tienda Patta en el primer piso de Nieuwezijds Voorburgwal 142. En aquel momento, la mayoría de las marcas habían dividido sus catálogos por continentes. Esto significó que América y Asia tenían líneas de productos diferentes a las de Europa. Por lo tanto, si abrieras una tienda de calzado en una ciudad como Ámsterdam, tendrías los mismos productos que tus competidores en la calle comercial de mayor tránsito.
No querían eso, querían vender zapatillas que nadie tenía. El plan era simple: viajar a otros continentes, buscar gemas escondidas, comprarlas al por mayor y traerlas de regreso a los Países Bajos. Así que reservaron vuelos a Nueva York, se quedaron con amigos y trazaron un mapa de las tiendas y calles que querían visitar. Iban a lugares como Fulton Street en Brooklyn, Jamaica Ave en Queens o Fordham Road en el Bronx y entraban, regateaban, acordaban un precio, lo empaquetaban y pasaban a la siguiente tienda. Sin saber nada sobre las cuentas de envío, el equipo metía cajas de sneakers en bolsas de lona gigantes y las pasaba por la aduana ellos mismos. O utilizaron el Servicio Postal de Estados Unidos y se arriesgaron a perder una o dos cajas.
